Las mujeres imperfectas levantan la voz por
la femineidad muda en
justicia y en derechos, por los sueños mutilados, las manos atadas por
la Historia. Las mujeres imperfectas se atreven a
soñar en voz alta, avanzan al mismo paso desde distintas esferas, crean
un lienzo nuevo donde todos los colores son necesarios y aceptan sus
errores como forma valiosa de aprendizaje.
Las mujeres imperfectas celebran el inmenso regalo que les ha dado la
vida al ser mujeres, gozan de su sexualidad y defienden el derecho vital
de ser dueñas de sus cuerpo y sus vidas.
Las mujeres imperfectas se
rodean de hombres imperfectos, hombres sensibles, amorosos y despiertos
que caminan al mismo paso, en el mismo sendero.
Las mujeres
imperfectas no son propiedad de nadie más que de sí mismas, no forman
parte del masculino genérico, ni son costilla de nadie, ni objeto de
deseo, ni son invisibles. Son mujeres y quieren ser nombradas como tal.
Las mujeres imperfectas se honran unas a otras, se dan la mano y el
hombro, celebran los éxitos de las demás como si fueran suyos y lloran
la lágrima de las demás como si las hirieran a ellas mismas.
Las
mujeres imperfectas son increíblemente perfectas cuando se atreven a ser
imperfectas, cuando se atreven a ser quien las dé la gana ser, cuando
se atreven a ser, sin más ni menos, a ser.
Porque ser imperfectas las hace únicas, ser imperfectas las hace, al mundo, a ellos y a ellas, LIBRES.
Taller de Lectura .
Centro Gines de los Rios .
Abril 2014
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