¡DESPIERTA, BELLA DURMIENTE!

Blancanieves empoderada.

¡No lo soporto más! ¿Pero dónde he venido yo, a caer? Todo el día de chacha, limpia que te limpia la casita, de los siete enanitos.
Cuando entre por las puertas, casi me da un patatús de tanta mugre.   

                                                                                                                                                      

Mi amiga, Bella Durmiente, no me creía cuando se lo conté. Tuvo que personificarse en la casita, para comprobarlo. 

                                                                                                                   

-¿Que los animalitos del bosque hablan...? Me dijo. ¿Pero tú, que te has fumao, Blancanieves?  

                

Lo peor no es eso, le he confesado. Lo peor es el destino que me deparaba. Esperar a que una madrastra, que desde siempre me ha demostrado unos celos de muerte le dé un día, por aparecer con una manzana envenenada y que un príncipe "encantao", me despierte del hechizo con un baboso beso. ¿Acaso no se ha dado cuenta el "encantao", que llevo ya un tiempo despierta?          

                                                          

Me niego a montarme a lomos de su caballo blanco. ¿Pero que se habrá creído? Déjate de cuentos, chaval, mi destino no es ese.                      

¿Para qué me he licenciado en filosofías y letras? ¿Para estar todo el día tumbada a la bartola en un palacio, a la espera incondicional de un príncipe azul? No lo quiero ni azul, ni rojo, ni amarillo. Yo quiero un hombre, no me importa su apellido, que posea el valor suficiente para llevar las riendas de su caballo y se deleite al contemplar como llevo las riendas del mío.                                                                                                   
No sé tú, Bella Durmiente... Pero a partir de hoy, mi cuento es otro.Hay momentos en la vida de una mujer, que necesita darle la vuelta al cuento...